viernes, 27 de septiembre de 2013
jueves, 26 de septiembre de 2013
domingo, 15 de septiembre de 2013
Noticia del Diario de Cádiz, sobre el botellón en Cádiz. La seguridad de dicha zona es desempeñada por la Policía Local por los grupos Bravo y Charlie.
La Punta del botellón
Enlace de la noticia: http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz/1602702/la/punta/botellon.html
La seguridad en la movida se desarrolla por
parte de la Policía Local con los grupos Bravo y Charlie han aumentado
las riñas y descienden las denuncias por beber fuera del botellódromo
Melchor Mateo
cádiz
| Actualizado 15.09.2013 - 01:00
El
entonces Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, hizo el pasado año
un informe acerca de la entrada en vigor de la conocida ley antibotellón
en Andalucía tras los seis años desde que se aprobara a finales de
2006. Entonces José Chamizo dijo que, a tenor de los resultados, la ley
había sido "positiva" porque había permitido la erradicación del
botellón "espontáneo e incontrolado", sobre todo en los municipios que
habían optado por autorizar espacios donde estuviera permitido hacer un
botellón. Uno de los aspectos donde sí que se ha producido una mejora es
en el derecho al descanso de los vecinos, con la erradicación de las
grandes concentraciones en lugares como las plazas de San Francisco y
Mina.
Cádiz fue de las que optaron por un botellódromo, como se vino a llamar popularmente. Otras como Sevilla no establecieron un lugar y se están encontrando con botellones incontrolados que están generando tensiones con los vecinos.
En Cádiz, según los datos estadísticos que maneja el Ayuntamiento, entre los años 2011 y 2012 se ha producido una considerable disminución de denuncias por consumir bebidas alcohólicas fuera de la zona habilitada en el paseo superior de la Punta de San Felipe. En concreto se ha pasado de 749 a 390. Esto no quiere decir que los dispositivos hayan bajado de intensidad, porque por ejemplo ha aumentado el número de denuncias por orinar en la vía pública.
En las últimas semanas la zona del paseo superior de la Punta San Felipe ha vuelto a ser protagonista debido a varias peleas que se han producido, donde incluso llegó a haber detenciones. En las estadísticas de la Policía Local aparece un aumento en el número de intervenciones por peleas o maltrato al mobiliario. De un año a otro se pasó de ocho a 19.
De todos modos, a pesar de estas peleas que sí han trascendido por su importancia a los medios de comunicación, no se ha detectado un incremento significativo de la violencia en esta zona acotada. Uno de los aspectos que sí ha detectado la Policía Local es que se ha producido un aumento del número de jóvenes procedentes de fuera de la capital gaditana, así como que en la mayoría de las actuaciones referidas a reyertas se encuentran implicadas casi siempre jóvenes de localidades del entorno.
El número de jóvenes que acude a la Punta, tanto al recinto para el botellón como a la zona de ocio, fluctúa en función del día y de la época del año. Así, en verano hay menos gente que en invierno. Según las estadísticas municipales, el día estrella es el sábado y aun así hay jueves en los que se puede llegar a las 500 personas y otros días en los que se llega al pico de 1.500, sobre todo cuando hay alguna fiesta Erasmus.
El dispositivo que se pone en marcha cada noche en la Punta se hace en la Policía Local a través de los Grupos de Servicios Especiales, que fueron creados para dar respuesta a servicios que por sus características especiales requieren de un tratamiento específico.
Este Grupo está compuesto en la actualidad por un subinspector, tres oficiales y 22 agentes encuadrados en dos grupos, el Charlie, que ejerce sus funciones de uniforme; y el Bravo, con agentes de paisano. Ambos grupos de manera coordinada se ocupan del control de los establecimientos, horarios de cierre de los mismos, venta de bebidas alcohólicas fuera de su horario o a menores, protección y seguridad de las personas que se encuentran en la movida y el consumo de estupefacientes entre otros.
El ayuntamiento destina a través de la Policía Local a la zona de la movida como mínimo una dotación de 12 policías para una prestación óptima del servicio dependiendo de las circunstancias. A ellos, tal y como se acordó en la Junta Local de Seguridad, también se unen funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía.
Para la prestación del servicio se evalúa la necesidad de efectivos policiales en función de las expectativas de concentración de jóvenes en la zona, información que se recibe desde diferentes ámbitos y teniendo en cuenta si se van a celebrar eventos particulares.
Una vez que se tiene esa información se evalúa para predeterminar la afluencia de público, la edad de los asistentes, etcétera. Por todo ello se diseña un servicio en el que se valora los efectos a movilizar, la disposición del mismo, las funciones del personal de uniforme y de paisano e incluso la coordinación con la Policía Nacional y la Autonómica para el caso de menores.
Según la Policía Local, para mantener unas condiciones de seguridad adecuadas es preciso realizar un trabajo que pasa por un antes, durante y después de la celebración de la jornada de la movida.
La previa puede empezar desde semanas antes para la recopilación de información, coordinación con otros cuerpos y diseño del dispositivo. En la propia jornada, en los momentos previos a la movida puede iniciarse con dispositivos de carácter preventivo y disuasorio , como la inspección de los locales públicos y el establecimiento de controles de vehículos en las vías de la ciudad de acceso a la zona de ocio. También para los peatones puede haber controles que "con la debida discreción" permiten localizar e identificar a vehículos peligrosos, sustancias estupefacientes, menores bebiendo alcohol y cualquier tema que pueda afectar a la seguridad
Ya en la movida hay dispositivos móviles de patrulla tanto a pie como en vehículos para dar respuesta y cobertura a las zonas más alejadas. El segundo de los dispositivos establecidos es estático y permanece fijo en un lugar bien visible tanto para poder seguir la zona de ocio como también para que les vean los asistentes si se produce cualquier urgencia. Gracias a ello se consiguen reducir los tiempos de respuesta. La presencia policial se complementa con la labor de los efectivos de paisano del Grupo Bravo
En este sentido desde el propio ayuntamiento se destaca que esta zona es una de las más seguras de la ciudad y los incidentes que se producen "son controlados con la máxima celeridad". Así, se asegura que el ambiente es más tranquilo que al inicio de la zona de ocio habilitada. Con ello se realizan vigilancias previas al inicio del dispositivo en las diferentes plazas, parques, y jardines destinados sobre todo a que no se creen zonas de botellón fuera de la habilitada.
Cádiz fue de las que optaron por un botellódromo, como se vino a llamar popularmente. Otras como Sevilla no establecieron un lugar y se están encontrando con botellones incontrolados que están generando tensiones con los vecinos.
En Cádiz, según los datos estadísticos que maneja el Ayuntamiento, entre los años 2011 y 2012 se ha producido una considerable disminución de denuncias por consumir bebidas alcohólicas fuera de la zona habilitada en el paseo superior de la Punta de San Felipe. En concreto se ha pasado de 749 a 390. Esto no quiere decir que los dispositivos hayan bajado de intensidad, porque por ejemplo ha aumentado el número de denuncias por orinar en la vía pública.
En las últimas semanas la zona del paseo superior de la Punta San Felipe ha vuelto a ser protagonista debido a varias peleas que se han producido, donde incluso llegó a haber detenciones. En las estadísticas de la Policía Local aparece un aumento en el número de intervenciones por peleas o maltrato al mobiliario. De un año a otro se pasó de ocho a 19.
De todos modos, a pesar de estas peleas que sí han trascendido por su importancia a los medios de comunicación, no se ha detectado un incremento significativo de la violencia en esta zona acotada. Uno de los aspectos que sí ha detectado la Policía Local es que se ha producido un aumento del número de jóvenes procedentes de fuera de la capital gaditana, así como que en la mayoría de las actuaciones referidas a reyertas se encuentran implicadas casi siempre jóvenes de localidades del entorno.
El número de jóvenes que acude a la Punta, tanto al recinto para el botellón como a la zona de ocio, fluctúa en función del día y de la época del año. Así, en verano hay menos gente que en invierno. Según las estadísticas municipales, el día estrella es el sábado y aun así hay jueves en los que se puede llegar a las 500 personas y otros días en los que se llega al pico de 1.500, sobre todo cuando hay alguna fiesta Erasmus.
El dispositivo que se pone en marcha cada noche en la Punta se hace en la Policía Local a través de los Grupos de Servicios Especiales, que fueron creados para dar respuesta a servicios que por sus características especiales requieren de un tratamiento específico.
Este Grupo está compuesto en la actualidad por un subinspector, tres oficiales y 22 agentes encuadrados en dos grupos, el Charlie, que ejerce sus funciones de uniforme; y el Bravo, con agentes de paisano. Ambos grupos de manera coordinada se ocupan del control de los establecimientos, horarios de cierre de los mismos, venta de bebidas alcohólicas fuera de su horario o a menores, protección y seguridad de las personas que se encuentran en la movida y el consumo de estupefacientes entre otros.
El ayuntamiento destina a través de la Policía Local a la zona de la movida como mínimo una dotación de 12 policías para una prestación óptima del servicio dependiendo de las circunstancias. A ellos, tal y como se acordó en la Junta Local de Seguridad, también se unen funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía.
Para la prestación del servicio se evalúa la necesidad de efectivos policiales en función de las expectativas de concentración de jóvenes en la zona, información que se recibe desde diferentes ámbitos y teniendo en cuenta si se van a celebrar eventos particulares.
Una vez que se tiene esa información se evalúa para predeterminar la afluencia de público, la edad de los asistentes, etcétera. Por todo ello se diseña un servicio en el que se valora los efectos a movilizar, la disposición del mismo, las funciones del personal de uniforme y de paisano e incluso la coordinación con la Policía Nacional y la Autonómica para el caso de menores.
Según la Policía Local, para mantener unas condiciones de seguridad adecuadas es preciso realizar un trabajo que pasa por un antes, durante y después de la celebración de la jornada de la movida.
La previa puede empezar desde semanas antes para la recopilación de información, coordinación con otros cuerpos y diseño del dispositivo. En la propia jornada, en los momentos previos a la movida puede iniciarse con dispositivos de carácter preventivo y disuasorio , como la inspección de los locales públicos y el establecimiento de controles de vehículos en las vías de la ciudad de acceso a la zona de ocio. También para los peatones puede haber controles que "con la debida discreción" permiten localizar e identificar a vehículos peligrosos, sustancias estupefacientes, menores bebiendo alcohol y cualquier tema que pueda afectar a la seguridad
Ya en la movida hay dispositivos móviles de patrulla tanto a pie como en vehículos para dar respuesta y cobertura a las zonas más alejadas. El segundo de los dispositivos establecidos es estático y permanece fijo en un lugar bien visible tanto para poder seguir la zona de ocio como también para que les vean los asistentes si se produce cualquier urgencia. Gracias a ello se consiguen reducir los tiempos de respuesta. La presencia policial se complementa con la labor de los efectivos de paisano del Grupo Bravo
En este sentido desde el propio ayuntamiento se destaca que esta zona es una de las más seguras de la ciudad y los incidentes que se producen "son controlados con la máxima celeridad". Así, se asegura que el ambiente es más tranquilo que al inicio de la zona de ocio habilitada. Con ello se realizan vigilancias previas al inicio del dispositivo en las diferentes plazas, parques, y jardines destinados sobre todo a que no se creen zonas de botellón fuera de la habilitada.
jueves, 12 de septiembre de 2013
domingo, 1 de septiembre de 2013
Tras un largo periodo de ausencia, debido a problemas personales
retomo la actualidad del blog. La verdad que empiezo con ganas en esta
nueva etapa de mi vida, desde este blog tendré la oportunidad de
informar de la actualidad de las Policías Locales de España y demás
cuerpos policiales de nuestro país. De la actualidad legislativa,
profesional, personal y todo lo relacionado con este maravilloso mundo,
que para algunos de nosotros es más que una profesión. Además espero
contar con la colaboración de todos los compañeros que quieran ayudarme
en este maravilloso proyecto.
Un fuerte abrazo para todos.
Un fuerte abrazo para todos.
Un verano del calibre 9 mm
Reportaje periodístico del diario de Cádiz, enlance: http://www.diariodecadiz.es/article/provincia/1593574/verano/calibre/mm.html
Un
verano anodino. Bañistas atestando playas, niños haciendo castillos de
arena y chiringuitos crucificando a guiris. Los montes celebran sus
tradicionales incendios forestales y las costas rebosan de turistas e
inmigrantes clandestinos. Mientras, los termómetros del narcotráfico
registran temperaturas de 9 mm Parabellum, que dejan dos muertos y un
herido de bala por el momento.
En medio de la canícula, hay funcionarios de Europol que actúan de forma insólita. Llevan dos meses en Andalucía y aún no han comprado la muñeca vestida de flamenca, ni ese fino par de banderillas falsas. Su veraneo, codo a codo con la Guardia Civil, discurre con una rara colección de souvenirs: 82 detenidos, 7 toneladas de drogas requisadas, 257.000 euros decomisados y 90 vehículos de alta gama incautados. Eso sin contar la requisa de bienes tasados en 13.750.000 euros.
Es el resultado de dos equipos conjuntos de investigación (ECI) desplegados por Europol, en Cádiz y Málaga. Incluso en el primero de ellos participa un país no miembro de la Unión Europea: Marruecos. Esa colaboración es posible gracias a un convenio del 2004 por el cual la Benemérita y la Gendarmería Real marroquí integran unidades conjuntas para reprimir ciertos delitos.
Esa cooperación es también la razón de la presencia de Europol en tierras andaluzas. Una estadía durante la cual ha sido desmantelada una red de narcotráfico que actuaba en España, Francia, Gran Bretaña, Portugal y Marruecos, así como otra trama de blanqueo de capitales que lavó 50 millones de euros sólo en el último lustro. Unas ganancias procedentes del tráfico de drogas hacia Bélgica, Holanda y Alemania.
Ambas operaciones tienen un mismo origen. En julio de 2012, la Gendarmería de Marruecos frustró un transbordo de drogas entre embarcaciones junto al Cabo Espartel. Los gendarmes magrebíes apresaron entonces a la motora Antilia, registrada en la lista de recreo de la matrícula Cádiz, con número 7ª-CA-2-174-07. A bordo de esa lancha aparecían 750 kilos de hachís y fueron detenidos tres marroquíes y un gaditano. Este último, Moisés Roldán Terreros, de 37 años, ha permanecido encarcelado en el país vecino hasta la amnistía otorgada por Mohamed VI, el 30 de julio último.
Cuando los gendarmes marroquíes notificaron dicha detención a la Comandancia de la Guardia Civil en Cádiz, saltaron las alarmas. Moisés era conocido por el Instituto armado. Un hombre que logró notoriedad como percusionista de bombo en una chirigota carnavalesca, finalista del concurso de agrupaciones del 2000, pero cuya trayectoria por el lado oscuro derivó hacia el narcotráfico.
La Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia le seguía el rastro desde tiempo atrás. Por eso los guardias civiles tardaron nada en detener a otros tres miembros de esa misma trama relacionados con él: Jonathan M.S., Miguel Ángel F.M, e Isaac P.G.
La Benemérita introdujo los datos de esa operación en la red informática de Europol y el asunto suscitó mayor conmoción aún. La Oficina Europea de Policía dispone de un registro llamado EILCS (acrónimo en inglés de Sistema de Comparación de Laboratorios Ilegales de Europol), y eso permitió establecer que circulaban por media Europa partidas de hachís elaboradas por la misma narco-fabrica, una envasadora agrícola en Ketama (Marruecos).
Tal descubrimiento interesó mucho a las policías de Francia, Gran Bretaña y Portugal, y atrajo además la atención de las de Bélgica, Alemania, Holanda e Italia. Las peticiones de información y colaboración con la Guardia Civil fueron tantas que Europol y Eurojust (la Agencia Europea de Coordinación Judicial) tomaron cartas en el asunto y convocaron a los interesados a una reunión en París, en enero de este 2013.
Así nacía la Operación Invierno y se constituía el primer ECI (Equipo Conjunto de Investigación) que iba a desplegarse en Andalucía. Un dispositivo donde participaban la Policía Judicial francesa, la Guardia Nacional Republicana portuguesa, la Policía Metropolitana londinense y, obviamente, representantes de Europol y Eurojust.
La dirección de este despliegue recayó, por unanimidad, sobre la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la 2047 Comandancia en Cádiz. No en vano se trataba de uno de los órganos policiales que más redes narcotraficantes ha desmantelado en el continente, durante la última década. El Instituto armado disponía además de helicópteros, lanchas patrulleras y vehículos de detección provistos de antenas para rastrear automóviles mediante el sistema Lo Jack de posicionamiento por satélite.
Las investigaciones del Equipo contra Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de Cádiz resultaban además impecables. Llevaban meses vigilando el entramado y tenían identificados casi a la totalidad de sus gomeros (patrones de las lanchas semirrígidas), caleteros (encargados de escondites), gayumberos (descargadores de alijos) y otros.
El cuadro general de esas pesquisas dibujaba una serie de "franquicias" delictivas, que se ocupaban de las diversas fases del proceso: acarreo de drogas hasta la costa gaditana; posterior ocultación tanto en el Campo de Gibraltar como en la Costa del Sol malagueña; y, por fin, del envío por carretera hacia Europa, oculta en automóviles con carrocerías modificadas para esconder droga.
El primer golpe policial europeo contra esa trama lo ejecutarían investigadores de la Police Judiciare de Burdeos (Francia), el 27 de mayo, quienes seguían a un cabecilla local del narcotráfico bordelés: un tipo llamado Nuradin Hajjaji, vinculado a una lancha motora llamada Ranhia.
Daba la casualidad de que esta era la segunda embarcación implicada en el frustrado transbordo de drogas y, por otro lado, la Guardia Civil conocía ya al tal Hajjaji. Le había detenido en Lepe (Huelva), en el año 2008, durante otra operación antidrogas.
Alertados por la Comandancia de Cádiz, los policías de Burdeos decomisaron un alijo de 335 kilos de hachís, logrando apresar al citado Nuradin, así como a Nabil Keroum y Yacine Yedi. Esa intervención se saldaba además con la requisa de 20.720 euros en efectivo, seis vehículos de alta gama (entre ellos tres Mercedes) y una pistola FN de 9 mm.
Días después de esas detenciones, un vuelo procedente de Holanda aterrizaba en Málaga. Entre sus pasajeros, dos pasaban casi desapercibidos por su discreto aspecto pues parecían auditores enviados por la central de cualquier gran empresa a examinar la marcha de una sucursal. Eran un hombre y una mujer con aire profesional resuelto y un reducido equipaje. Entre sus pertenencias iba un discreto maletín negro con tapa reforzada.
El dúo lo integraban en realidad un comandante de la Gendarmerie Nationale gala y una inspectora de la Politie holandesa, miembros de la División Científica y Tecnológica de Europol. En cuanto al maletín, contenía un sofisticado aparato denominado Dispositivo de Extracción Forense Universal (DEFU), un instrumento informático capaz de violar la seguridad de cualquier teléfono móvil, reconstruir su actividad e incluso recuperar archivos de memoria e imagen, aunque hubieran sido borrados.
El trabajo para ambos expertos comenzó enseguida, pues la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil gaditana detenía, poco después y en el puerto de Algeciras, a tres marroquíes: Omar Ghafari Boukar, Rachid Bahía y Said Ghafari, quienes pretendían embarcar de regreso a su país. Ese trío, vinculado a la trama investigada, se ocuparía de distribuir la droga en Madrid y viajaba en un Mercedes C220K, matrícula 4078FXR, en el cual cual aparecían 8.000 euros en efectivo y 5 teléfonos móviles.
Al día siguiente, el EDOA de la Comandancia de Cádiz lanza su segundo golpe contra la rama de esa banda en Madrid. En pocas horas se registran un piso en el barrio de La Elipa, del distrito madrileño de Ventas; otro en el Fontarrón, en Mortalaz; y dos más en el de Palomeras Bajas, en Puente de Vallecas. Las diligencias permiten el decomiso de más de 12 kilos de hachís y 150 gramos de grifa, así como detener a Tarik Lamzioui, Ibrahim El-Katib, Serruj Ntissar y Samiar Laarbi, a quienes se imputaría en un delito contra la Salud Pública (tráfico de drogas) y otro de pertenencia a organización criminal.
El 3 de julio, los guardias civiles gaditanos cambian de escenario y detienen a tres personas en Pamplona. Su objetivo era una vivienda en el barrio de Iturrama, donde aparece abundante documentación sobre operaciones de trapicheo con hachís y toda una relación de traficantes dedicados al menudeo en la capital navarra.
Para entonces el defu de los técnicos de Europol trabaja a pleno rendimiento. Se habían intervenido más de una treintena de teléfonos móviles y los expertos debían realizar un perfil completo de los enlaces entre ellos.
Una de las singularidades de esta trama delictiva es que sus integrantes adquirían numerosos celulares. Luego, y según a quien debían llamar, empleaban sólo uno de los teléfonos, cuya memoria borraban tras el contacto. Sin embargo, el dispositivo informático policial logra reconstruir el uso de cada portátil e identifica los números a los que ha llamado o los mensajes de texto enviados.
Una semana más tarde, los integrantes del Equipo Conjunto de Investigación internacional desbaratan la parte de la red encargado de ocultar los alijos y modificar coches para transportarlos.
Varias partidas de droga son halladas en fincas y pisos de Fuengirola (Málaga), sitas en las barriadas de Los Boliches y Las Lagunas, así como en el distrito Centro. Igualmente, se localiza el taller usado para trucar la carrocería de los vehículos. Pertenecía a un concesionario oficial de Mercedes en Marbella (Málaga), sito en la calle Juan de la Cierva del polígono de La Ermita.
A raíz de los registros judiciales instados por Eurojust, son detenidos como implicados en la trama otros seis magrebíes: Abdelilah Bendouad, Abdesalam Guenuni, Otman Ahbut, Suleimán Chairi, Ahmed Ezobair y Hanan El- Yadri.
Mientas prosiguen las investigaciones, se desata un enfrentamiento entre varias de las personas vinculadas a esta red. Los investigadores no han logrado establecer con precisión qué sucedió, pero todo sugiere que fue una pugna entre dos facciones rivales, a resultas de los reveses policiales sufridos.
El cabecilla de una de ellas y líder de la red en España era un viejo conocido de las fuerzas policiales: Mustafá Ahmed Abdeselam, de 39 años, reputado como el gran capo del hampa en Ceuta. De hecho, en las calles del barrio ceutí de El Príncipe se prefería no pronunciar su nombre en voz alta y todos se referían a él como Tafa Soodia. La Prensa ha repetido mucho tan enigmático apodo durante las últimas semanas, transcribiéndolo erróneamente, pues omite una "o" en la segunda palabra. En árabe vulgar, Tafa es el hipocorístico de Mustafá, y Soodia, el nombre de la madre de Abdeselam. El alias sólo significa: "Tafa, el (hijo) de la Soodia".
Mustafá Abdeselam había regresado a Ceuta en enero de 2013, tras cumplir un destierro de cinco años en la Península, impuesto por sentencia del Supremo, a raíz de un delito de obstrucción a la Justicia y otro de amenazas. Durante el cumplimiento de esa pena, Tafa Soodia había residido a caballo entre Marbella y Algeciras, dedicado a sus negocios. Pero el pasado 12 de julio, varias personas vinculadas a su círculo de actividades se ven implicadas en un tiroteo, acaecido en la barriada de El Saladillo en Algeciras.
Ese viernes, a las tres de la tarde, los ocupantes de un par de vehículos se detienen a conversar junto a un parquecito ajardinado en la calle Juan Ramón Jiménez. Dos de ellos habían llegado en un Mini Cooper Cabrío, matrícula 8835 FNK, y el tercero, en un Seat Arosa, con placas 6697 BHD.
En cierto instante, un BMW 5 oscuro se acerca al grupo y, desde su interior, abren fuego contra los reunidos. En la balacera fallece Hassan Achraf, de 23 años, domiciliado en el barrio algecireño de La Bajadilla, y recibe un balazo en una pierna Mohamed Enfeddal Echam, de 34 años, residente en la barriada de San García de la misma ciudad. El tercer participante en el encuentro, el ceutí Nourdin Lahsen Driss, logra escapar con heridas leves.
Las causas del tiroteo, oficialmente reputado como "ajuste de cuentas", tardarán en esclarecerse. Fundamentalmente, porque el propio Mustafá Ahmed Abdeselam, alias Tafa Soodia, también cae asesinado cinco días después. En la madrugada del 17 de julio, dos pistoleros le emboscan en el paseo de La Marina de Ceuta, mientras la ciudad vive la velada grande de sus fiestas. Tafa pasea junto a unos familiares y sus asesinos se le aproximan a pie. Uno de los sicarios se acerca por detrás y el otro llega por delante. Sin apresurarse, ambos pistoleros cierran el ángulo de fuego, para evitar herirse entre ellos, y disparan casi a quemarropa, alcanzándole con seis balas.
Mientras tanto, el material acumulado en las investigaciones comporta que Europol constituya un segundo ECI, esta vez con el concurso de la Guardia Civil y la Policía de Bélgica. Las pesquisas evidencian que en la provincia de Málaga actúa una segunda trama, dedicada a blanquear dinero procedente del narcotráfico hacia el último país citado.
Ese nuevo Equipo Conjunto de Investigación localizaría hasta cinco empresas diferentes, usadas para tales manejos. La más importante, una tienda de marroquinería en Torremolinos, propiedad del cabecilla de la organización.
El nuevo ECI Guardia Civil/Europol incluso llega a utilizar helicópteros para realizar seguimientos a los miembros de esta banda y localizar sus propiedades, algunas en urbanizaciones como Las Chapas, Calahonda y Artola Alta, en Marbella; y otras en el municipio de Mijas, en el lugar costero de La Cala.
Esas acciones imponen un compás de espera a la Operación Invierno, que vuelve a ser relanzada el 25 de julio. Esa fecha se producen intervenciones simultáneas de los guardias civiles de la Comandancia de Cádiz en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) y Marín (Pontevedra), esta última en concurso con la Guardia Nacional Republicana portuguesa.
En Madrid, es registrado también un piso del distrito de Ventas y se recupera una muestra de drogas en la calle Salinas del Rosío, del municipio de Barajas, a escasa distancia del aeropuerto. Durante estas acciones son detenidos Othman Akdi, Antonio Moliner Elices y Yunes Tuzani, respectivamente.
Sin embargo, la detención más singular acaece en Baracaldo (Vizcaya). Allí, en la Avenida Euskadi, frente al Palacio de Muestras de Bilbao, se registra la casa de Reyniel Castro Palacios, donde aparecen 165 gramos de hachís, documentos diversos y más de 2.500 euros en efectivo.
Castro Palacios es un tipo bragado que suscribiría la frase de Al Capone: "Consigues más con una palabra amable y una pistola, que sólo con una palabra amable". La Guardia Civil descubrirá en su piso un chaleco antibalas y dos cajas de munición: una del 9 mm corto y otra de 9 mm Parabellum. En cuanto a su arma personal es una automática modelo 0.45/Tercera Generación de Smith&Wesson, "la única firma de abogados que sirve para algo", como escribió Raymond Chandler. Debe ser cierto, pues contra Reynel Castro pesaba desde 2010 una orden de busca y captura para ingreso en prisión por tráfico de drogas dictada por un juzgado de Ciudad Real.
Europol ha anunciado el cierre oficial de ambas operaciones. Sin embargo, el lunes último se difundía una orden europea de detención contra otras seis personas más, implicadas en las tramas, quienes habrían eludido inicialmente la acción policial.
Por el momento es el punto final a un verano que discurre anodino. ¿O no tanto…?
Un verano del calibre 9 mm
Guardia Civil y Europol emplean las últimas
tecnologías para desmantelar en el Campo de Gibraltary la Costa del Sol
una trama criminal europea de drogas y blanqueo Los bienes requisados
superan los 13 millones de euros y se han incautado seis toneladas de
hachís y 90 vehículos
Óscar Lobato
algeciras
/
corresponsal De Defensa
| Actualizado 01.09.2013 - 05:01
En medio de la canícula, hay funcionarios de Europol que actúan de forma insólita. Llevan dos meses en Andalucía y aún no han comprado la muñeca vestida de flamenca, ni ese fino par de banderillas falsas. Su veraneo, codo a codo con la Guardia Civil, discurre con una rara colección de souvenirs: 82 detenidos, 7 toneladas de drogas requisadas, 257.000 euros decomisados y 90 vehículos de alta gama incautados. Eso sin contar la requisa de bienes tasados en 13.750.000 euros.
Es el resultado de dos equipos conjuntos de investigación (ECI) desplegados por Europol, en Cádiz y Málaga. Incluso en el primero de ellos participa un país no miembro de la Unión Europea: Marruecos. Esa colaboración es posible gracias a un convenio del 2004 por el cual la Benemérita y la Gendarmería Real marroquí integran unidades conjuntas para reprimir ciertos delitos.
Esa cooperación es también la razón de la presencia de Europol en tierras andaluzas. Una estadía durante la cual ha sido desmantelada una red de narcotráfico que actuaba en España, Francia, Gran Bretaña, Portugal y Marruecos, así como otra trama de blanqueo de capitales que lavó 50 millones de euros sólo en el último lustro. Unas ganancias procedentes del tráfico de drogas hacia Bélgica, Holanda y Alemania.
Ambas operaciones tienen un mismo origen. En julio de 2012, la Gendarmería de Marruecos frustró un transbordo de drogas entre embarcaciones junto al Cabo Espartel. Los gendarmes magrebíes apresaron entonces a la motora Antilia, registrada en la lista de recreo de la matrícula Cádiz, con número 7ª-CA-2-174-07. A bordo de esa lancha aparecían 750 kilos de hachís y fueron detenidos tres marroquíes y un gaditano. Este último, Moisés Roldán Terreros, de 37 años, ha permanecido encarcelado en el país vecino hasta la amnistía otorgada por Mohamed VI, el 30 de julio último.
Cuando los gendarmes marroquíes notificaron dicha detención a la Comandancia de la Guardia Civil en Cádiz, saltaron las alarmas. Moisés era conocido por el Instituto armado. Un hombre que logró notoriedad como percusionista de bombo en una chirigota carnavalesca, finalista del concurso de agrupaciones del 2000, pero cuya trayectoria por el lado oscuro derivó hacia el narcotráfico.
La Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia le seguía el rastro desde tiempo atrás. Por eso los guardias civiles tardaron nada en detener a otros tres miembros de esa misma trama relacionados con él: Jonathan M.S., Miguel Ángel F.M, e Isaac P.G.
La Benemérita introdujo los datos de esa operación en la red informática de Europol y el asunto suscitó mayor conmoción aún. La Oficina Europea de Policía dispone de un registro llamado EILCS (acrónimo en inglés de Sistema de Comparación de Laboratorios Ilegales de Europol), y eso permitió establecer que circulaban por media Europa partidas de hachís elaboradas por la misma narco-fabrica, una envasadora agrícola en Ketama (Marruecos).
Tal descubrimiento interesó mucho a las policías de Francia, Gran Bretaña y Portugal, y atrajo además la atención de las de Bélgica, Alemania, Holanda e Italia. Las peticiones de información y colaboración con la Guardia Civil fueron tantas que Europol y Eurojust (la Agencia Europea de Coordinación Judicial) tomaron cartas en el asunto y convocaron a los interesados a una reunión en París, en enero de este 2013.
Así nacía la Operación Invierno y se constituía el primer ECI (Equipo Conjunto de Investigación) que iba a desplegarse en Andalucía. Un dispositivo donde participaban la Policía Judicial francesa, la Guardia Nacional Republicana portuguesa, la Policía Metropolitana londinense y, obviamente, representantes de Europol y Eurojust.
La dirección de este despliegue recayó, por unanimidad, sobre la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la 2047 Comandancia en Cádiz. No en vano se trataba de uno de los órganos policiales que más redes narcotraficantes ha desmantelado en el continente, durante la última década. El Instituto armado disponía además de helicópteros, lanchas patrulleras y vehículos de detección provistos de antenas para rastrear automóviles mediante el sistema Lo Jack de posicionamiento por satélite.
Las investigaciones del Equipo contra Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de Cádiz resultaban además impecables. Llevaban meses vigilando el entramado y tenían identificados casi a la totalidad de sus gomeros (patrones de las lanchas semirrígidas), caleteros (encargados de escondites), gayumberos (descargadores de alijos) y otros.
El cuadro general de esas pesquisas dibujaba una serie de "franquicias" delictivas, que se ocupaban de las diversas fases del proceso: acarreo de drogas hasta la costa gaditana; posterior ocultación tanto en el Campo de Gibraltar como en la Costa del Sol malagueña; y, por fin, del envío por carretera hacia Europa, oculta en automóviles con carrocerías modificadas para esconder droga.
El primer golpe policial europeo contra esa trama lo ejecutarían investigadores de la Police Judiciare de Burdeos (Francia), el 27 de mayo, quienes seguían a un cabecilla local del narcotráfico bordelés: un tipo llamado Nuradin Hajjaji, vinculado a una lancha motora llamada Ranhia.
Daba la casualidad de que esta era la segunda embarcación implicada en el frustrado transbordo de drogas y, por otro lado, la Guardia Civil conocía ya al tal Hajjaji. Le había detenido en Lepe (Huelva), en el año 2008, durante otra operación antidrogas.
Alertados por la Comandancia de Cádiz, los policías de Burdeos decomisaron un alijo de 335 kilos de hachís, logrando apresar al citado Nuradin, así como a Nabil Keroum y Yacine Yedi. Esa intervención se saldaba además con la requisa de 20.720 euros en efectivo, seis vehículos de alta gama (entre ellos tres Mercedes) y una pistola FN de 9 mm.
Días después de esas detenciones, un vuelo procedente de Holanda aterrizaba en Málaga. Entre sus pasajeros, dos pasaban casi desapercibidos por su discreto aspecto pues parecían auditores enviados por la central de cualquier gran empresa a examinar la marcha de una sucursal. Eran un hombre y una mujer con aire profesional resuelto y un reducido equipaje. Entre sus pertenencias iba un discreto maletín negro con tapa reforzada.
El dúo lo integraban en realidad un comandante de la Gendarmerie Nationale gala y una inspectora de la Politie holandesa, miembros de la División Científica y Tecnológica de Europol. En cuanto al maletín, contenía un sofisticado aparato denominado Dispositivo de Extracción Forense Universal (DEFU), un instrumento informático capaz de violar la seguridad de cualquier teléfono móvil, reconstruir su actividad e incluso recuperar archivos de memoria e imagen, aunque hubieran sido borrados.
El trabajo para ambos expertos comenzó enseguida, pues la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil gaditana detenía, poco después y en el puerto de Algeciras, a tres marroquíes: Omar Ghafari Boukar, Rachid Bahía y Said Ghafari, quienes pretendían embarcar de regreso a su país. Ese trío, vinculado a la trama investigada, se ocuparía de distribuir la droga en Madrid y viajaba en un Mercedes C220K, matrícula 4078FXR, en el cual cual aparecían 8.000 euros en efectivo y 5 teléfonos móviles.
Al día siguiente, el EDOA de la Comandancia de Cádiz lanza su segundo golpe contra la rama de esa banda en Madrid. En pocas horas se registran un piso en el barrio de La Elipa, del distrito madrileño de Ventas; otro en el Fontarrón, en Mortalaz; y dos más en el de Palomeras Bajas, en Puente de Vallecas. Las diligencias permiten el decomiso de más de 12 kilos de hachís y 150 gramos de grifa, así como detener a Tarik Lamzioui, Ibrahim El-Katib, Serruj Ntissar y Samiar Laarbi, a quienes se imputaría en un delito contra la Salud Pública (tráfico de drogas) y otro de pertenencia a organización criminal.
El 3 de julio, los guardias civiles gaditanos cambian de escenario y detienen a tres personas en Pamplona. Su objetivo era una vivienda en el barrio de Iturrama, donde aparece abundante documentación sobre operaciones de trapicheo con hachís y toda una relación de traficantes dedicados al menudeo en la capital navarra.
Para entonces el defu de los técnicos de Europol trabaja a pleno rendimiento. Se habían intervenido más de una treintena de teléfonos móviles y los expertos debían realizar un perfil completo de los enlaces entre ellos.
Una de las singularidades de esta trama delictiva es que sus integrantes adquirían numerosos celulares. Luego, y según a quien debían llamar, empleaban sólo uno de los teléfonos, cuya memoria borraban tras el contacto. Sin embargo, el dispositivo informático policial logra reconstruir el uso de cada portátil e identifica los números a los que ha llamado o los mensajes de texto enviados.
Una semana más tarde, los integrantes del Equipo Conjunto de Investigación internacional desbaratan la parte de la red encargado de ocultar los alijos y modificar coches para transportarlos.
Varias partidas de droga son halladas en fincas y pisos de Fuengirola (Málaga), sitas en las barriadas de Los Boliches y Las Lagunas, así como en el distrito Centro. Igualmente, se localiza el taller usado para trucar la carrocería de los vehículos. Pertenecía a un concesionario oficial de Mercedes en Marbella (Málaga), sito en la calle Juan de la Cierva del polígono de La Ermita.
A raíz de los registros judiciales instados por Eurojust, son detenidos como implicados en la trama otros seis magrebíes: Abdelilah Bendouad, Abdesalam Guenuni, Otman Ahbut, Suleimán Chairi, Ahmed Ezobair y Hanan El- Yadri.
Mientas prosiguen las investigaciones, se desata un enfrentamiento entre varias de las personas vinculadas a esta red. Los investigadores no han logrado establecer con precisión qué sucedió, pero todo sugiere que fue una pugna entre dos facciones rivales, a resultas de los reveses policiales sufridos.
El cabecilla de una de ellas y líder de la red en España era un viejo conocido de las fuerzas policiales: Mustafá Ahmed Abdeselam, de 39 años, reputado como el gran capo del hampa en Ceuta. De hecho, en las calles del barrio ceutí de El Príncipe se prefería no pronunciar su nombre en voz alta y todos se referían a él como Tafa Soodia. La Prensa ha repetido mucho tan enigmático apodo durante las últimas semanas, transcribiéndolo erróneamente, pues omite una "o" en la segunda palabra. En árabe vulgar, Tafa es el hipocorístico de Mustafá, y Soodia, el nombre de la madre de Abdeselam. El alias sólo significa: "Tafa, el (hijo) de la Soodia".
Mustafá Abdeselam había regresado a Ceuta en enero de 2013, tras cumplir un destierro de cinco años en la Península, impuesto por sentencia del Supremo, a raíz de un delito de obstrucción a la Justicia y otro de amenazas. Durante el cumplimiento de esa pena, Tafa Soodia había residido a caballo entre Marbella y Algeciras, dedicado a sus negocios. Pero el pasado 12 de julio, varias personas vinculadas a su círculo de actividades se ven implicadas en un tiroteo, acaecido en la barriada de El Saladillo en Algeciras.
Ese viernes, a las tres de la tarde, los ocupantes de un par de vehículos se detienen a conversar junto a un parquecito ajardinado en la calle Juan Ramón Jiménez. Dos de ellos habían llegado en un Mini Cooper Cabrío, matrícula 8835 FNK, y el tercero, en un Seat Arosa, con placas 6697 BHD.
En cierto instante, un BMW 5 oscuro se acerca al grupo y, desde su interior, abren fuego contra los reunidos. En la balacera fallece Hassan Achraf, de 23 años, domiciliado en el barrio algecireño de La Bajadilla, y recibe un balazo en una pierna Mohamed Enfeddal Echam, de 34 años, residente en la barriada de San García de la misma ciudad. El tercer participante en el encuentro, el ceutí Nourdin Lahsen Driss, logra escapar con heridas leves.
Las causas del tiroteo, oficialmente reputado como "ajuste de cuentas", tardarán en esclarecerse. Fundamentalmente, porque el propio Mustafá Ahmed Abdeselam, alias Tafa Soodia, también cae asesinado cinco días después. En la madrugada del 17 de julio, dos pistoleros le emboscan en el paseo de La Marina de Ceuta, mientras la ciudad vive la velada grande de sus fiestas. Tafa pasea junto a unos familiares y sus asesinos se le aproximan a pie. Uno de los sicarios se acerca por detrás y el otro llega por delante. Sin apresurarse, ambos pistoleros cierran el ángulo de fuego, para evitar herirse entre ellos, y disparan casi a quemarropa, alcanzándole con seis balas.
Mientras tanto, el material acumulado en las investigaciones comporta que Europol constituya un segundo ECI, esta vez con el concurso de la Guardia Civil y la Policía de Bélgica. Las pesquisas evidencian que en la provincia de Málaga actúa una segunda trama, dedicada a blanquear dinero procedente del narcotráfico hacia el último país citado.
Ese nuevo Equipo Conjunto de Investigación localizaría hasta cinco empresas diferentes, usadas para tales manejos. La más importante, una tienda de marroquinería en Torremolinos, propiedad del cabecilla de la organización.
El nuevo ECI Guardia Civil/Europol incluso llega a utilizar helicópteros para realizar seguimientos a los miembros de esta banda y localizar sus propiedades, algunas en urbanizaciones como Las Chapas, Calahonda y Artola Alta, en Marbella; y otras en el municipio de Mijas, en el lugar costero de La Cala.
Esas acciones imponen un compás de espera a la Operación Invierno, que vuelve a ser relanzada el 25 de julio. Esa fecha se producen intervenciones simultáneas de los guardias civiles de la Comandancia de Cádiz en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) y Marín (Pontevedra), esta última en concurso con la Guardia Nacional Republicana portuguesa.
En Madrid, es registrado también un piso del distrito de Ventas y se recupera una muestra de drogas en la calle Salinas del Rosío, del municipio de Barajas, a escasa distancia del aeropuerto. Durante estas acciones son detenidos Othman Akdi, Antonio Moliner Elices y Yunes Tuzani, respectivamente.
Sin embargo, la detención más singular acaece en Baracaldo (Vizcaya). Allí, en la Avenida Euskadi, frente al Palacio de Muestras de Bilbao, se registra la casa de Reyniel Castro Palacios, donde aparecen 165 gramos de hachís, documentos diversos y más de 2.500 euros en efectivo.
Castro Palacios es un tipo bragado que suscribiría la frase de Al Capone: "Consigues más con una palabra amable y una pistola, que sólo con una palabra amable". La Guardia Civil descubrirá en su piso un chaleco antibalas y dos cajas de munición: una del 9 mm corto y otra de 9 mm Parabellum. En cuanto a su arma personal es una automática modelo 0.45/Tercera Generación de Smith&Wesson, "la única firma de abogados que sirve para algo", como escribió Raymond Chandler. Debe ser cierto, pues contra Reynel Castro pesaba desde 2010 una orden de busca y captura para ingreso en prisión por tráfico de drogas dictada por un juzgado de Ciudad Real.
Europol ha anunciado el cierre oficial de ambas operaciones. Sin embargo, el lunes último se difundía una orden europea de detención contra otras seis personas más, implicadas en las tramas, quienes habrían eludido inicialmente la acción policial.
Por el momento es el punto final a un verano que discurre anodino. ¿O no tanto…?
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